bosques tropicalesLos bosques tropicales ya no actúan como sumidero de carbono por la deforestación

“Estos hallazgos proporcionan al mundo una llamada de atención hacia los bosques”, dice el científico de WHRC, Alessandro Baccini, autor principal del informe publicado por Science. “Si queremos evitar que las temperaturas globales lleguen a niveles peligrosos, necesitamos reducir drásticamente las emisiones y aumentar enormemente la capacidad de los bosques de absorber y almacenar carbono”, advierte.

 La deforestación, la degradación y las perturbaciones generalizadas han provocado que los bosques tropicales emitan ahora más carbono a la atmósfera de lo que capturan de esta. Es la conclusión de un nuevo enfoque de vanguardia para medir los cambios en la densidad de carbono forestal subterráneo publicado en la revista científica ‘Science’.

Las mediciones anteriores de la pérdida de carbono forestal se concentraron principalmente en áreas sujetas a eliminación completa del bosque (deforestación), pero ahora, los científicos han sido capaces de explicar los cambios de las sutiles pérdidas naturales y humanas (degradación y perturbación) como la tala de árboles a pequeńa escala y la mortalidad, mientras que también midieron las ganancias por el crecimiento del bosque.

Las conclusiones de un equipo de científicos en el ‘Woods Hole Research Center’ (WHRC) y la Universidad de Boston, en Estados Unidos, ańaden una nueva urgencia a la necesidad crítica de realizar agresivos esfuerzos a nivel global y nacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para cumplir con los objetivos climáticos del Acuerdo de París. El estudio sugiere que existe una ventana de oportunidad crítica para revertir la tendencia en las emisiones deteniendo la deforestación y la degradación y restaurando activamente los bosques en tierras degradadas .

El estudio cuantifica los cambios en el carbono forestal subterráneo a lo largo de América tropical, África y Asia -los bosques más amenazados del mundo- y aquellos con mayor capacidad para actuar como almacenes significativos de carbono, así como puntos calientes mundialmente reconocidos de biodiversidad y servicios ecosistémicos esenciales, como alimentos, fibra y combustible, para millones de personas en todo el mundo.

“Estos hallazgos proporcionan al mundo una llamada de atención hacia los bosques”, dice el científico de WHRC, Alessandro Baccini, autor principal del informe publicado por Science. “Si queremos evitar que las temperaturas globales lleguen a niveles peligrosos, necesitamos reducir drásticamente las emisiones y aumentar enormemente la capacidad de los bosques de absorber y almacenar carbono”, advierte.

Además, ańade que los bosques son la “única tecnología de captura y almacenamiento de carbono” que tiene el ser humano a su alcance y que es “seguro”. “Se ha comprobado, es barato, está inmediatamente disponible a escala y es capaz de proporcionar efectos beneficiosos, desde la regulación de los patrones de lluvia hasta el suministro de medios de subsistencia a las comunidades indígenas”, continúa.

La mayor pérdida, en América Latina
Utilizando 12 ańos (2003-2014) de imágenes satelitales, tecnología láser de teleobservación y mediciones de campo, Baccini y su equipo lograron capturar las pérdidas de carbono forestal causadas por la deforestación al por mayor, así como mediciones a escala fina de la degradación y perturbación, que previamente han sido un reto para la comunidad científica en grandes áreas.

“Puede ser un reto mapear los bosques que han sido completamente perdidos –dice en un comunicado el científico de WHRC Wayne Walker, uno de los autores del informe–. Sin embargo, es aún más difícil medir las pérdidas pequeńas y más sutiles de los bosques. En muchos casos a través de los trópicos hay una tala selectiva o pequeńos agricultores que eliminan los árboles individuales por leńa. Estas pérdidas pueden ser relativamente pequeńas en cualquier otro lugar, pero juntas a través de áreas extensas se hacen considerables“.

Usando esta nueva capacidad, los investigadores descubrieron que las regiones tropicales son una fuente neta de carbono a la atmósfera, aproximadamente 425 teragramos de carbono al ańo, que es más que las emisiones de todos los coches y camiones en Estados Unidos. Las pérdidas anuales brutas fueron de unos 862 teragramos de carbono, frente a las ganancias, que fueron de aproximadamente 437 teragramos de carbono.

Las pérdidas y ganancias de carbono no se distribuyen uniformemente a lo largo de la zona tropical, según el informe. A escala continental, la mayor parte de la pérdida (casi el 60 por ciento) ocurrió en América Latina, hogar de la Amazonia, la mayor selva tropical intacta del mundo. Casi el 24 por ciento de la pérdida es atribuible a África mientras que los bosques de Asia experimentaron menos pérdidas, un poco más del 16 por ciento del total tropical.

Así como la mayor parte de la pérdida de bosques tuvo lugar en las Américas, también lo hizo la mayor parte de ganancia de bosque. Casi 43 por ciento de la ganancia tropical es atribuible a las Américas. Un poco más del 30 por ciento se ganó en África y alrededor de 26 por ciento en Asia.

La investigación mostró que, con la excepción de Asia, la degradación y la perturbación fueron responsables de la mayoría de las pérdidas continentales. En las Américas, el 70 por ciento de las pérdidas se debió a la degradación y la perturbación; en África, fue del 81 por ciento. Menos de la mitad (46 por ciento) de las pérdidas en Asia están vinculadas a la degradación y las perturbaciones.

A medida que los gobiernos de todo el mundo desarrollan planes para cumplir sus compromisos bajo el Acuerdo de París, el estudio muestra el enorme potencial de los bosques tropicales como una herramienta de mitigación del cambio climático. Los autores seńalan que el fin de la deforestación tropical y la degradación forestal reducirían las emisiones anuales en al menos 862 teragramos de carbono, o alrededor del 8% de las emisiones globales anuales.

No sobra decir que estas cifras, además de ser datos científicos, son una seńal de alerta, sobre todo para los gobiernos y los tomadores de decisiones. Colombia, por ejemplo, a pesar de tener un proyecto que se anunció con bombos y platillos para detener la deforestación en el Amazonas para el 2020, acaba de reportar que el ańo pasado la tasa dedeforestación se disparó en un 40%.

“Cuando miro estos números y los mapas de donde los cambios están ocurriendo quedo sorprendido. Mi hijo (de dos ańos) tal vez nunca vea mucho de estos bosques, porque a esta tasa no estarán ahí”, comentó Alsandro Baccini, líder del estudio a The Guardian.

ARGENTINA FORESTAL - ARGENTINA - 1 octubre 2017