soja16Paraguay: La soja devoró más de 3 millones de hectáreas de los bosques más ricos de la Región Oriental

El complejo sojero en Paraguay desmontó gran parte de los bosques pertenecientes al Bosque Atlántico del Alto Paraná, calificado como uno de los pulmones del planeta en la región del sur de América Latina.Según la estadísticas de los gremios de empresarios de la soja y del Ministerio de Agricultura y Ganadería, existen en Paraguay 30.000 productores de soja, entre pequeños medianos y grandes productores

Según la estadísticas de los gremios de empresarios de la soja y del Ministerio de Agricultura y Ganadería, existen en Paraguay 30.000 productores de soja, entre pequeños medianos y grandes productores. De esta cantidad total, 4.300 son grandes empresarios que concentran el 83% de las tierras con cultivos de soja.

Siguiendo con las estadísticas, el último dato que consigna la cantidad de hectáreas de tierras con cultivos de soja asciende a 3.300.000 hectáreas en la Región Oriental del país. El cultivo de soja se concentra principalmente en los departamento de Alto Paraná, Canindeju e Itapúa, en cuyas geografías se extiende principalmente el denominado “Bosque Atlántico del Alto Paraná”.

 Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), “…la preservación del Bosque Atlántico tiene importancia mundial por ser fuente invalorable de material genético y por ser agente catalizador de la calidad del aire y del agua de toda la región del su de América Latina.”.

 “Cualquier tributo que pague la soja no resarcirá el daño que causa al medio ambiente y a la salud de la gente”, dijo Miguel Lovera, ecólogo e ingeniero agrónomo, quien agregó que la desforestación de millones de hectáreas de bosques y la utilización de millones de litros de agrotóxicos para plantar soja, no se pueden reponer con plata.

Lovera -quien siendo presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Vegetal y de Semillas (Senave), entre 2009 y 2012, enfrentó al complejo sojero al intentar controlarlos- explicó que el daño económico que provocaron y siguen provocando los empresarios de la soja, “es incalculable”.

 No obstante, se animó a lanzar algunos números. “Se pueden tirar, sin embargo, algunos números muy aproximados. La pérdida en madera (ebanistería, construcción, leña, carbón) de los bosques talados, en valores actuales, podría llegar a los 2.000 A 3.000 millones US$/año; las pérdidas en alimentación y hábitat de la población excluida de las zonas usurpadas por los sojeros US$ 4.000 a 5.000 millones/año. Sumemos también el deterioro de la infraestructura provocados por los camiones sojeros en todas las rutas de la y en torno a los puertos unos US$ 1000 millones más”, calculó Lovera.

 Según las estadísticas oficiales, desde mediados de 1985 hasta hoy, el complejo sojero desmontó 3.300.000 hectáreas de bosques en la Región Oriental para el cultivo de la oleaginosa.

Lo que el ecólogo remarca como “irreparable” son los casos de enfermedades y muertes por cáncer de una cantidad no definida de campesinos e indígenas que viven en las cercanías de los grandes sojales, y también de personas que viven en las ciudades, ya que los agrotóxicos les llega por el aire.

Envenenamiento
“Las enfermedades oncológicas aumentaron significativamente en la medida que, año a año, aumentaron las hectáreas de cultivo de soja. Y afectan a pobladores del campo y la ciudad. Ningún impuesto puede devolver la vida a esta gente”, dijo el expresidente de Senave.

Según un informe técnico elaborado por el Senave en el 2010, por cada hectárea de cultivo de soja transgénica del tipo RR, se requiere un promedio de 8 litros del herbicida denominado Round Up, el que contiene la sustancia química llamada glifosato. Si multiplicamos la cantidad de hectáreas de soja cultivada para la zafra 2015-2016 calculada por los gremios de sojeros -3.300.000- por la cantidad de litros de glifosato (8) que se usa para cada hectárea de cultivo, tenemos que en los sojales se derramaron alrededor de 26.00.000 de litros de agrotóxicos.

 Muerte de la vida en los bosques
El otro aspecto, señalado por el experto, de las consecuencias del cultivo extensivo e intensivo de la soja es la pérdida de la bio-diversidad.

 “Los árboles tumbados por las grandes topadoras de los sojeros que nos daban oxigeno y a la vez eliminaban Dióxido de Carbono –la sustancia química que agujerea la capa de ozono del planeta y eleva su temperatura-; la cantidad incalculable de especies animales que vivían en esos bosques y perecieron. Esta destrucción de la vida natural no nos devolverá ningún impuesto”, remarcó Lovera.

 “Cualquier tributo que pague la soja no resarcirá el daño que causa al medio ambiente y a la salud de la gente”, remató.

 Y la solución que propone el ecólogo es claro y concreto:“Yo dejaría de producir soja transgénica, que solo sirve para forraje y agrocombustible y cuesta más a la sociedad que una guerra convencional, porque para mí esto es guerra. Y luego sembraría soja orgánica para la alimentación humana directa, lo que deja el doble del margen de ganancia y sin costos ocultos para los productores”, sentenció.

ARGENTINA FORESTAL . Misiones - ARGENTINA - 24 junio 2017