“Forestación y acuerdo social apuntalan salud de las cuencas”
En las últimas tres décadas, la cooperación suiza ha invertido más de 70 millones de dólares sólo en proyectos de agua. Creó PROMIC, que fue referente.
El agua y el medioambiente es, desde hace medio siglo, prioridad de la cooperación suiza en Bolivia. “El derecho al agua es un derecho del ser humano; el manejo sostenible de cuencas, la forestación, el acuerdo social permiten paliar los efectos del cambio climático en favor de las poblaciones”, dice el embajador suizo, Roger Denzer.
En las últimas tres décadas, la cooperación suiza ha invertido más de 70 millones de dólares sólo en proyectos de agua.
Uno de sus aportes fue la creación del Programa de Manejo Integral de Cuencas (PROMIC), que durante años se encargó del manejo de riesgos del río Taquiña, antes de la mazamorra de febrero pasado. Con la experiencia acumulada, la cooperación suiza aún presta asesoramiento técnico al Plan Nacional de Manejo de Cuencas y mantiene una veintena de proyectos específicos en comunidades del país.
En miras al Día Internacional del Agua, que se conmemora el 22 de marzo, conversamos con el embajador de Suiza, Roger Denzer, y con el experto Javier Zubieta sobre los aportes de la cooperación en el tema.
¿Porque la cooperación suiza prioriza el tema del agua?
Roger Denzer (RD): Consideramos primordial el agua, más en los últimos años debido a los efectos del cambio climático. En Bolivia hay muchas temporadas secas y otras con exceso de fuertes lluvias. Entonces desde hace algunos años tenemos efectos negativos para el ser humano y para el medioambiente. Cada año tenemos un presupuesto de 24 millones de dólares para tres temas: gobernabilidad, desarrollo económico y cambio climático y agua; este último tiene el 40% del presupuesto.
Javier Zubieta (JZ): Son 50 años de cooperación suiza en nuestro país y ésta ha buscado prioridades. En los años 80 surgió la necesidad de luchar contra la desertificación. El tema de la forestación también era ya una necesidad del país y, como parte de un todo el mantenimiento de cuencas, que son fábricas de agua vitales para los ecosistemas.
PROMIC fue un referente en trabajo de cuencas, especialmente la Taquiña, ¿por qué se descontinuó el programa?
JZ: A inicios de los años 90, Cochabamba sufría inundaciones. Para paliar este problema la cooperación suiza abre el Proyecto de Manejo Integral de Cuencas, que se abocaba a la cuenca Taquiña y de otras alrededor de Cercado. Se buscaba prevenir desastres. Es evidente se que hicieron obras y hubo un equipo que trabajó de manera coordinada con la Gobernación, que después nacionalizó el proyecto.
De PROMIC se han sacado muchas lecciones y a partir de ellas el Gobierno boliviano ha podido desarrollar un Plan Nacional de Cuencas, que recibe cooperación de Suiza en asesoramiento, tiempo y recursos.
RD: El rol de la cooperación consiste en apoyar al país en la experiencia pero siempre con el afán de establecer redes para replicar experiencias en otros municipios y ver sus incidencias en las políticas públicas. Por eso un proyecto de la cooperación puede estar 10 o 15 años en una región pero no puede quedarse sólo ahí. Debe replicarse para el bien del país. Es un logro si tenemos impacto al final.
La mazamorra del río Taquiña que dejó luto en Quillacollo pudo evitarse con manejo de riesgos de la cuenca, según algunos expertos. Con la experiencia de PROMIC, ¿están de acuerdo?
RD: Ante desastres como éstos, la primera pregunta es quién es el culpable, pero esa no es la más importante. La primera pregunta debe ser qué pasó para, de ese análisis, sacar conclusiones y aprendizajes. Hay que considerar varios aspectos, por ejemplo, que llovió más que nunca en los últimos 15 años, que la contaminación se ha incrementado, que hay construcciones ilegales. No hay que olvidar que los incidentes naturales por los efectos del cambio climático pasan en todo el mundo y son inevitables, aunque sí paliables. Son eventos extremos que salen de la normalidad. Yo pienso que es la única manera como la humanidad puede reaccionar frente a un desastre es sacar aprendizajes.
Reformulo entonces: ¿qué originó el desastre y qué lecciones ha dejado?
JZ: Muchos elementos se han conjuncionado para que se produzca el evento. Ante esta situación, primero debemos lamentar las pérdidas de vidas humanas y luego ver los factores.
En resumen: ha llovido tres semanas seguidas y eso no se daba en la últimas tres décadas. Ese es un evento climático que nos llama a analizar si deberíamos mejorar nuestro sistema de monitoreo, de prevención; pero ese es un tema que inclusive a nivel global es difícil de predecir. Hace dos años estábamos sufriendo por sequías; hace tres meses incluso estábamos con problemas de sequía en varias ciudades capitales del país, pero este año hemos tenido exceso de lluvias. Han sido tres semanas seguidas en Cochabamba y claro que ha afectado. Es un hecho concreto.
El segundo hecho: el año pasado ha habido un incendio forestal en la parte alta de Taquiña y eso nos lleva a preguntarnos si la falta de árboles, sumada de la deforestación, ha influido en el deslave. Y el tercer hecho: parece que ha habido zonas de urbanización que no estaban de todo previstas ni planificadas.
En tiempos del PROMIC se construyeron taludes y gaviones en el río que tenían dos objetivos: contener la carga del material que arrastra el agua y detener la velocidad de la corriente. Es evidente que con las lluvias esos taludes se han debilitado, pese a los esfuerzos que también ha realizado la Gobernación de Cochabamba . Eso, sumado a la urbanización y la deforestación ha ocasionado el problema. Horas después los pobladores decían que podía haber sido peor, aunque eso no es un consuelo. La preocupación debe ser dar a la población la tranquilidad que un desastre así no se va a repetir.
RD: La búsqueda de la culpabilidad limita el aprendizaje. Queremos aprender, ser autocríticos. El desarrollo de la cooperación es una inversión que depende de la sustentabilidad. Nunca hay garantías en un evento como éste, que es extremo.
¿Hay otras cuencas en riesgo en el territorio nacional?
JZ: En Bolivia hay tres macrocuencas: la del Amazonas, la del Plata y la del Titicaca, y decenas de cuencas importantes pero más pequeñas. De ellas, 14 son consideradas como estratégicas en el Plan Nacional, por su importancia. Todas necesitan adecuado manejo que debe ser consensuado entre todos los actores: instituciones, comunidades o incluso privados y población.
Los cuerdos son claves para el cuidado del agua pero no siempre son fáciles. Sucede que en nuestro país la naturaleza es usada para definir límites; entonces, por ejemplo, un municipio define su territorio a partir el cause del río y eso implica que sólo cuida la parte del río que considera suya y no ve la totalidad del río. El acuerdo social en estos casos es fundamental porque el agua es un derecho humano.
RD: La conciencia social es definitiva. Hay que saber que la contaminación, la deforestación y la construcción ilegal repercuten en las cuencas y esos efectos se agravan con el cambio climático o la explotación minera. Se trata de asumir responsabilidades para que el agua sea para todos. Ese es un objetivo de la cooperación suiza.
ÀGINA SIETE La Paz BOLIVIA - 18 marzo 2018