CAMPOLa radiación ultravioleta influye en la fertilidad de los suelos

La degradación por la luz de los restos vegetales que se incorporan al suelo constituye un factor a tener en cuenta en la sostenibilidad de las zonas áridas.
La fotodegradación de los restos vegetales en los espartales ibéricos, como el de la zona estudiada de la imagen, influye en la fertilidad de los suelos y la regulación del carbono. [María Almagro, CEBAS]
Investigadores pertenecientes a dos centros del CSIC, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), han analizado la velocidad de la degradación de la hojarasca de las plantas en los suelos áridos y cómo se ve afectada por la exposición a la radiación ultravioleta. Han comprobado que la descomposición de los restos, que contribuyen a la fertilidad de los suelos, depende de las condiciones ambientales y parece que interacciona con la actividad local de los microorganismos.
Los autores hicieron un seguimiento en el campo de la descomposición de hojas y restos vegetales de dos plantas típicas de los ecosistema áridos: la retama amarilla (Retama sphaerocarpa), una planta que contiene mucho nitrógeno, y el esparto (Stipa tenacissima), que apenas tiene este nutriente, en dos hábitats semiáridos de la península ibérica, uno continental y otro más cercano a la costa. En el experimento, algunos de los restos fueron dejados en superficie y otros se mezclaron con el suelo superficial; algunos se los dejó expuestos a la luz UV y en otros se impidió el paso de esta.

«El papel de la radiación ultravioleta en la degradación del material foliar senescente es un proceso muy importante en los ecosistemas semiáridos, donde la escasa cobertura vegetal hace que estén expuestos a altos niveles de radiación», explica Ana Rey, investigadora del MNCN. La radiación, al influir en la velocidad de descomposición de la hojarasca, contribuye al reciclado de carbono y nutrientes y, por consiguiente, a la fertilidad del suelo.

Los resultados del estudio pusieron de manifiesto que el efecto de la radiación dependía de las condiciones climáticas locales, por su interacción con las poblaciones de microorganismos. Así, la radiación aceleró la descomposición de los restos de ambas especies en el ecosistema más continental, pero la ralentizó en el caso del área más cercana a la costa.

«Parece que el efecto de la radiación depende de la presencia y actividad de los microorganismos. La radiación acelera la descomposición en los lugares más desfavorables para ellos, esto es, las áreas continentales con inviernos más fríos y veranos más secos, mientras que la ralentiza en las áreas en las que la influencia del mar, que provoca veranos más húmedos e inviernos más templados, favorece la presencia de estos microorganismos», contextualiza María Almagro, investigadora del CEBAS.

En un contexto de cambio climático, saber cómo afecta la radiación ultravioleta a los procesos de descomposición de las plantas resulta crucial para entender sus implicaciones en la acumulación de carbono y la disponibilidad de nutrientes en el suelo a largo plazo, explica Ana Rey. «En este sentido, es importante tener en cuenta los resultados del trabajo para el manejo sostenible de la agricultura donde la descomposición de los rastrojos es una fuente de nutrientes para las tierras de cultivo. Por ejemplo, en la agricultura que se realiza sin labranza, donde los rastrojos quedan expuestos al sol después de la cosecha, este efecto podría constituir una pérdida muy importante de carbono para el suelo. Nuestro estudio sugiere que sería recomendable incorporar los rastrojos con un laboreo reducido para evitar las pérdidas de carbono y nutrientes en el suelo en estas zonas, particularmente en aquellas de clima continental», concluye Almagro.

INVESTIGACION y CIENCIA -  ESPAÑA - 21 noviembre 2016